Amor intergaláctico - Capitulo 3


Key y Damian


Damian salió por la mañana pero sólo a curiosear por la ciudad y tras haberse aburrido, fue a navegar un rato.

Todo esto para que el alienígena no fuera a creer que él estaba interesado en regresar (Aunque así era). Ya pasado el mediodía, y habiendo almorzado por ahí, se dirigió a la fortaleza.

Tocó en la puerta principal y unos segundos después las puertas se abrieron a su paso.

Al llegar a la misma habitación en la cual habían estado el día anterior, se acomodó en el sofá y un hormigueo se concentró en su estomago al pensar en lo que estaba ocurriendo.

Key no estaba ahí.

Llego unos minutos después.

  -  Disculpa que te haya hecho esperar, estaba algo lejano de aquí   -   Key se sentó junto a él

  -  No importa…-   Dijo Damian viendo a través del ventanal

Creí que no vendrías…

  -  Yo también…pero aquí estoy, así que ¿Qué haremos?   -   Damian se volteó a mirarlo

  -  No lo sé…Lo que quieras, ¿Hay algo que quieras tomar? Tengo más tipos de vino y también otros licores…

  -  Quiero ir a otra habitación. Ya conozco esta…-   Damian se levantó del sofá   -   Dijiste que tenías otras habitaciones en donde yo podía estar ¿no?

  -  Sí…ven, tengo lugares que seguro te gustaran   -   Key se levantó y lo cargó, Damian forcejeó y se zafó.

  -  ¡No me cargues!

  -  L-lo siento. No sé ni por qué lo hice   -   Key pensó que tenía que hacer algo para controlar sus instintos.

Damian estaba rojo pero no de furia, como quería dar a entender. De hecho, lo complacía el comprobar que Key también se sentía atraído por él, y que le costaba controlarse.

Pero como fuese, él debía mantener su orgullo.

  -  Si, si, bueno…vamos, yo te sigo   -   Key obedeció y salieron de la habitación.

Pasaron por varios pasillos, en los cuales tenían que desviarse cada vez que veían una puerta gelatinosa. Key le explicó que esas puertas llevaban a habitaciones no aptas para él.

Damian le preguntó, como es que él podía respirar oxigeno, siendo él un ser de amoniaco. Key le respondió que tuvo que someterse a una operación quirúrgica para que insertaran en su cuerpo un aparato que producía amoniaco. De esa forma, no importaba en que ambiente estuviese.

Tambien le comentó que la esfera que le había dado el día anterior, no era sólo para que pudiese escucharlo sino también para que no pudiese percibir el azufre que el producía, ya que era peligroso para los humanos y además, para ellos, emitía un olor muy desagradable.

  -  ¿Y que hay de nosotros? ¿Cómo olemos?

  -  No lo sé, yo también tengo una esfera igual en mi organismo y soy el primero en venir a la tierra. Pero esas cosas es mejor no saberlas pues, tratándose de especies de diferentes planetas…no se saben las consecuencias…

No dijeron nada más hasta que llegaron a la habitación. Se trataba de un gran acuario, sólo iluminado por las peceras.

Damian sólo observaba impresionado. Él nunca había ido a un acuario.

  -  Hay un pez por cada especie registrada por la humanidad. No fue fácil, tuve que moverme mucho por paginas de todo el mundo

  -  Vas a terminar creando muchas especies nuevas poniéndolos a todos en el mismo lugar   -   Dijo Damian acercándose

  - Poco probable, considerando que todos son machos. Aunque sé que algunas especies pueden cambiar de sexo para…

  -  ¿Todos son machos? ¿No vas a estudiar a las hembras?

  -  No. De ninguna especie   -   Contestó Key con tanta certeza que hizo reír a Damian

  -  ¿Y eso por qué? ¿Les tienes miedo?

  -  No es que les tenga miedo. Es que no me gustan, no…no me quiero meter en ese campo. Voy a estudiar las plantas locales y a los machos de los animales pequeños. Que otros investigadores se encarguen del resto. Además, esto es sólo para entretenerme.

  -  ¿Sólo a los animales pequeños? ¿Entonces que hago aquí?   -   Damian se volteó, recostándose en la gran pecera, viéndolo

  -  En el caso de los humanos es diferente, es una cuestión diplomática. Son seres inteligentes y me producen curiosidad, además, en cuanto a ti…Disfruto de tu compañía   -   Key le sonrió. Damian no dijo nada

Que molesto…

Estuvieron ahí un rato, hablando de cosas triviales, y luego se fueron a otra habitación, a la cual Key llamaba “Floader land”, (El acuario se llamaba “Ocean land”). Se trataba de una especie de invernadero en donde volaban todo tipo de aves. Y como aves, también había fuentes de todos los tamaños. Key le explicó que las aves se hidrataban a través de ellas.

Había una enorme fuente en el centro de la habitación. Damian y el se sentaron ahí a seguir hablando.

Por ultimo, ya pasadas las 4 de la tarde, fueron a “Earth land”, que se trataba de una especie de bosque colorido, en el cual parecían estar mezcladas varias estaciones y eran habitadas por todo tipo de animales pequeños.

Se sentaron en una banca a seguir hablando. Ese día, Damian había adquirido toda la información que era posible adquirir de Key, pero aun así, parecían tener mucho de que hablar.

No había habido miradas intensas, ni roces ni abrazos. Pero ambos estaban ciertamente desesperados por lo mismo. No sabían como es que en tan poco tiempo pudo haber nacido un deseo tan grande entre ellos pero así había sido y ambos sólo trataban de contenerse.

Sin saber cuanto tiempo podrían hacerlo.

Aunque Damian estaba mas calmado pues no tenía ni la menor duda de que Key también quería.

Y ese hecho le gustaba.

Y ya estaba empezando a entender por qué Key no había intentado nada: Simple y llanamente tenía miedo de herirlo. A Damian no le gustaba que lo subestimasen pero ya sabiendo cual era el problema, sentía que tenía todo bajo control.

Estaba decidido, la tercera era la vencida.

Al día siguiente, Damian se dio un largo baño caliente. El jamás había estado con nadie, aunque en su grupo todos pensaban que estaba con muchos. Esa era sólo una apariencia para que no lo chalequearan.

Los chicos sabían cuando parar pero podían ser muy fastidiosos.

Lo cierto era que nunca había sentido un interés sexual por nadie. Irónicamente, vino a sentirlo por un extraterrestre. Damian rió resignado pegando su frente con la pared, estando aun debajo del generoso chorro de agua.

En verdad no se lo esperaba, ¿Quién se lo habría esperado?

Salió de la ducha colocándose una toalla en la cintura y escuchó sonar su teléfono.

Eran los chicos.

Con fastidio atendió.

  -  ¿Qué quieres, Trick? Estoy ocupado…

  -  *¿Qué tan ocupado? Porque tenemos algo que hacer y es grande, así que mueve el culo, ¿Dónde estas? Llamamos a la mansión del murciélago y sabemos que no estas ahí*

  -  ¿Qué tan grande? Porque estoy lejos y estoy ocupado

  -  *Grande. Estamos en la casa pero la misión es en Ciudad Tegno. Date prisa y ve para allá. Te decimos en donde nos vemos en el camino*

  -  ¿Ciudad Tegno? No puedo ir

Del otro lado de la línea, en una enorme casa ubicada en el centro de una frondosa selva en Suramérica, los integrantes del Grupo de Justicia mundial “Return” se colocaban sus trajes apresurados.

  -  Death dice que no va a venir   -   Anunció Trick apartando un poco el teléfono. Todos empezaron a protestar sin creérselo.

  -  Pasa para acá   -   Mask le arrebató el teléfono   -   Mira Death, mueves ese culo y te vas a Tegno YA MISMO, o voy a donde estás y Te Lo Muevo YO, ¿¡Me Oíste?!   -   Dicho eso, Mask trancó antes que Damian respondiera

  -  Que hija de puta…-   Susurró Damian tratando de canalizar su histeria

Maldición. ¿No pudo ser otro día? ¿Precisamente ese día? ¿Es que acaso el universo había conspirado para que Damian Wayne permaneciera virgen?

Sabía que, por más que dijera que no iría, tenía que ir. Aunque a él no le tocaba ser el líder esa vez. Talvez si verdaderamente movía el culo y hacían esa misión rápido, pudiese volver antes del anochecer, ¿y, ultimadamente, que importaba si llegaba muy de noche? Todavía habría tiempo para…eso.

Damian no podía creer sus pensamientos.

Pero, ¿ya qué? Era muy tarde para pensar en el orgullo, ¿y de qué le serviría, de todas formas?

Damian se apresuró a ponerse su traje. Lastimosamente tendría que dejar plantado a Key, pero bueno, luego lo compensaría. Total, iba a darle lo más preciado que tenía, no podía quejarse de nada.

Ya vestido, fue a su nave y se lanzó al mar.

Ya habiendo navegado unos kilómetros, se elevó y empezó a volar a toda velocidad con cara de pocos amigos, tenía que ser en una ciudad al otro lado del mundo.

Estuvo volando horas, en las cuales los chicos le dijeron de qué se trataba la misión y donde se encontrarían. Terminaron encontrándose al llegar a Europa. Ellos iban en la nave grupal y el en su nave.

Volaron juntos hasta Ciudad Tegno. Se trataba de un caso de trata de blancas, los Yakuza habían hecho tratos grandes con mafias extranjeras. La fuerza bruta sería su ruina en esa misión, todo dependía de la astucia.

Afortunadamente, le tocaba a Trick ser el líder en esa misión, y el sabía canalizar esas situaciones.

Como los planes casi nunca salen perfectamente, hubo algunos percances, pero al final, Return salió victorioso.

Cuando terminaron eran las 7 de la noche. Los chicos se reunieron para celebrar en aquella hermosa ciudad pero Damian sólo se preparó para irse.

Ya era muy tarde.

  -  A mi no me engañas, medusita   -   Se levantó Doll mirándolo pícaamente   -   Tu no te matas así por las misiones. Admítelo, se trata de un A-mo-rí-o

  -  ¡OOOOOHHHH!   -   Todos gritaron e hicieron porras

  -  Chicos, no empiecen   -   Cortó Damian yéndose

  -  Vamos Damian, somos tus amigos, reporta, ¿hombre o mujer?   -   la voz de Jump era suave y relajada

Damian sólo miró a su grupo, el cual lo miraba expectante. Bueno, con todo y todo eran sus amigos ¿No? Y sabía que el chalequeo iba a ser duro pero lo descubrirían de todas formas, así que…

  -  Ni hombre ni mujer, ya me aburren…sólo les diré que voy a Teresa Waltz, ustedes concluyan   -   Dijo esto y se subió rápido a su nave, aprovechando los segundos que los chicos se tardaron en entender el mensaje y gritar sin poderlo creer

“¿Death iba a acostarse con un alienígena? Ese era otro nivel…”

Damian despegó y se fue rápido. Considerando las horas que le tomaría regresar, con suerte llegaría a la media noche. Damian sonrió con ironía, ¿Qué carajos estaba haciendo? ¿En verdad iba a entregarse a un extraterrestre? Y ni siquiera un extraterrestre verdaderamente intrigante, como un guerrero y alguien poderoso. Key era de lo más sencillo, pacifista, diplomático, todo lo contrario a él.

Siempre creyó que si algún día se sentía atraído por una persona, fuese hombre o mujer, debía ser alguien que no sólo estuviera a su nivel sino que le llevara un paso adelante.

Y vaya que no era fácil.

Pero ultimadamente, ¿Para qué quería eso? ¿Quería un amante, o un oponente digno? Claro que el hecho de que se sintiera atraído por Key no significaba que estuviera enamorado de él.

Aun no había caído tan bajo.

Pero si ese fuera el caso, ¿Sería Key un buen partido para él?

Por inercia, Damian volvió a pegarse fuerte en la frente. ¿Por qué se le venían a la mente semejantes estupideces?

Lo cierto, en ese momento, era que estaba volando lo más rápido que podía en dirección a Teresa Waltz, con la única intensión de hacer el amor con un extraterrestre, punto.

Pudo divisar la ciudad poco antes de medianoche. Se apresuro a entrar en la posada y darse otro baño, necesitaba recuperar confianza. Ahora que había llegado la hora, estaba un poco nervioso, ¿Y si no podía soportarlo? ¡Claro que lo soportaría! Él era fuerte, él era Damian Wayne y no se iba a dejar intimidar por estupideces.

Salió de la ducha y se vistió rápido. No podía ponerse su traje de nuevo, así que se puso un pantalón negro, una camisa blanca, una chaqueta, unas botas y unos guantes. Ni siquiera se vio al espejo, estaba tratando de ahorrar todo el orgullo que podía.

Salió de la posada y volvió a la nave. No navegó, en su lugar, voló aterrizando justo en frente de la fortaleza. Respiró hondo antes de tocar. Tenía todo decidido, esperaría que Key fuera a recogerlo y lo besaría apasionadamente.

Sin decir nada, y cualquier protesta por parte de Key, la callaría a besos.

Las puertas se abrieron. Damian iba quedarse a esperar a Key pero terminó entrando, imaginaba que el extraterrestre estaba en otra habitación lejos de la entrada. Entró a la misma habitación blanca, donde había empezado todo. Estaba en penumbras pero la luz de las estrellas que entraba desde los inmensos ventanales, le permitían ver todos los muebles a su alrededor.

Se sentó en el sofá de siempre, mirando al puesto vació a su lado.

Recordó a Key rompiendo torpemente la copa de vino y no pudo evitar sonreír. Luego se recordó a si mismo limpiando sus manos cuidadosamente con un paño y luego a ambos brindando por estar juntos, y un cálido cosquilleo se concentró en su estomago.

Peligroso.

Aquellos pensamientos, aquellos sentimientos…Eran peligrosos.

Key llegó a la habitación y de inmediato, las luces se encendieron.

  -  Damian…-   Key se acercó rápido, lo cual alarmó por instinto a Damian. Lo cargó y lo abrazó   -   Estaba tan preocupado, temía que te hubiera pasado algo malo…-   Cuando Damian estuvo a punto de zafarse, lo soltó suavemente en el sofá.

  - ¡Te he dicho que no me cargues! Y no pienses que soy tan débil…-   Damian volvió a acomodarse en el sofá y respiró un poco   -   Los chicos me llamaron en la mañana…se trataba de una misión importante, tuve que volar…

  -  Entiendo…-   Key se sentó a su lado sonriente   -   Y me imagino que todo salió bien…   -   Damian asintió viendo a otro lado   -   Bueno, ya que estas aquí a esta hora, imagino que aceptaras quedarte ¿verdad?   -   Damian no contestó   -   Si ya tienes sueño…

  -  No tengo sueño   -   Dijo Damian seco. Que molesto, no sé suponía que hablarían de nada. Si hubiese seguido su plan ya estarían en alguna habitación devorándose a besos.

Ahora que lo pensaba, debió haberlo besado cuando este lo cargó, ¡Era el momento perfecto! Pero no había podido, y ahora, ¿Qué hacía?

  -  Ah bueno, si no tienes sueño, déjame traer un buen ron que me trajeron desde Australia, estoy seguro de que te va a gustar, y lo bebemos mientras me platicas como estuvo la misión   -   Key iba a levantarse, pero sintió la pequeña mano de Damian en su brazo, deteniéndolo, y volvió a sentarse, mirándolo.

Damian tapó sus ojos con su cabello, con su cabeza baja. Respiró y agarró fuerzas.

Había llegado la hora.

  -  Key…-   Tomó el rostro de Key con su mano y lo miró a los ojos   -   Key, yo…sé cómo me miras…-   Le sonrió mientras se acercaba, agarrando confianza   -   Y sé lo que quieres…-    Key lo rodeó entre sus brazos, embelesado. Damian se acomodó colocando una mano en su brazo (la otra seguía en su rostro)   -   Lo único que no entiendo es, ¿Qué estas esperando?   -   Key cerró los ojos, uniendo sus frentes con cuidado   -   Key…-

  - No quiero lastimarte…-   Susurró Key, aun con los ojos cerrados, sintiendo la suavidad del cuerpo entre sus brazos, y aguantando…

Damian tomó su rostro con ambas manos.

  -  No soy tan débil como piensas…-   Le susurró mientras acariciaba su nariz con la suya
  - No se trata de debilidad, yo…somos especies diferentes, no sé si encajaremos   -   Mientras decía eso, su cuerpo le desobedecía apresando más a Damian entre sus brazos.

Deseaba que Damian entrara en razón y se apartara. En verdad lo aterrorizaba la idea de herirlo, pero aquel ser humano encendía todos sus bajos instintos.

Y Damian, por el contrario de apartarse, se acomodaba cada vez más pegado a él, como demostrándole que sí encajaban, y rozaba sus labios con los suyos, envenenando los miedos de ambos.

  -  No me lastimarás Key…vamos, te necesito, yo…-   Y sin poder aguantarlo más, Key devoró los labios de Damian, recostándolo en el sofá.

Rápido.

Los besos eran torpes y salvajes, ambos se buscaban desesperados. Les tomó unos segundos agarrar la técnica para besarse sin lastimarse, y así siguieron, besándose con intensidad.

Damian tenía sus piernas alrededor de la cintura de Key y lo abrazaba por los hombros mientras lo besaba. Key hacia lo que podía para no perder el control y medir su fuerza, pero la calidez de aquellos besos estaban haciéndolo perder la cordura, consiente de la enorme erección que crecía en sus pantalones.

Damian puso su mano en el pecho de Key y lo empujó, Key entendió y se sentó en el sofá, entonces Damian se acomodó entre sus piernas. Nunca dejaron de besarse. Se abrazaron con más fuerza y sus besos se tornaron más apasionados.

Damian sintió el enorme bulto de Key rozar su trasero, y por instinto gimió entre besos. Ese maravilloso sonido fue la última chispa que Key necesitaba para devorarlo y abrazarlo con más fuerza mientras lo cargaba y se levantaba.

Se encaminó rápidamente por los oscuros pasillos, y se detuvo frente a una puerta blanca, besándolo.

Damian, ¿estas seguro de esto? Si entramos en esta habitación, dudo mucho poder detenerme…-   Le dijo con dificultad

Damian lo besó y lo abrazó más fuerte.

  -  Entremos Key, en verdad quiero hacerlo   -   Key no necesitó más.

Entraron a una habitación parecida a la sala del principio pero en vez de un sofá, tenía una blanca y blanda cama inclinada. Key lo recostó ahí y, estando aun de pie, lo desnudó rápida y desesperadamente.

Estando ya Damian completamente desnudo, lo miró embelesado, sin poder creer tanta belleza, mientras que choques eléctricos recorrían todo su cuerpo.

  -  Key...-   Damian abrió sus piernas y sus brazos, llamándolo, y el no se hizo del rogar. Se abalanzó a abrazarlo y a besarlo como un loco.

Lo tocaba por todas partes, enloqueciéndose con la suavidad de aquella piel, mientras lo besaba… sus labios, sus mejillas, su cuello, sus manos, quería besar cada centímetro.

Damian sólo sentía. Su rostro y su pecho ya estaban rojos mientras trataba de reprimir sus gemidos.

Sin éxito.

Y buscaba sus labios, sediento.

Key estaba al borde, quería poseerlo. Pero trataba de contenerse. Quería que el preámbulo durara lo más posible, para que Damian estuviese muy excitado, lo suficiente como para soportarlo en su interior. Pero era difícil, con esa vista maravillosa de Damian a su merced, completamente entregado a él, sintiéndolo con los ojos cerrados, gimiendo y arqueándose de placer cada vez que él tocaba sus partes más intimas.

Era tan sensible, tan suave, tan suyo…

Quería hacerlo suyo. Sabía que no aguantaría mucho tiempo, por eso empezó a rozar su pequeña entrada con sus dedos, haciendo que Damian gimiera mientras enterraba su mano en el cabello de este y con la otra lo sujetaba fuerte del brazo.

Sentir sus manos hizo estremecer a Key, quien sólo deseaba poder contenerse hasta haber terminado de prepararlo.

Se recostó de costado, acomodándolo entre sus brazos, acarició su entrada e introdujo un dedo, haciéndolo gritar y arquearse.

Key estuvo a punto de detenerse y acabar el acto ahí, al sentir el pequeño interior de Damian. Definitivamente, su miembro no cabría en un lugar tan estrecho, que era llenado con sólo uno de sus dedos, pero el rostro de Damian, sudoroso y excitado, no le dejaba fuerza de voluntad para apartarse.

Movió un par de veces su dedo, simulando embestidas, y es que Damian las sentía como si en verdad eso fueran.

  -  Basta, Key…Basta   -   Key se detuvo y sacó su dedo, preocupado de haberlo lastimado. Damian respiró con dificultad y luego se volteó, abrazándolo

  -  Damian, ¿estás…?

  -  Ya es suficiente…de preparación, Key   -   Buscó sus labios   -   Ya estoy listo, vamos…-   Damian lo enredó con su pierna y su brazo, posicionándolo encima de él nuevamente   -   Key...- 

  -  Damian…-   Damian buscó el cierre del pantalón de Key y lo abrió   -   Espera....-   Key se levantó de la cama y ante los ojos lujuriosos de Damian, se bajó el cierre y sacó su enorme miembro erecto.

En verdad quería poseer a Damian. Estaba desesperado. Pero sentía que aún con la maquina protectora de su mundo, Damian saldría lastimado. Pero no tenia fuerza de voluntad para detenerse, por eso, quería que Damian decidiera.

No le habría sorprendido que Damian, al ver aquello, se horrorizara y se apartara. Pero, por el contrario, al verlo, Damian sólo tiritó excitado.

  -  Key, ven…-   Damian extendió sus brazos, llamándolo. Key no podía creérselo pero no iba a protestar. Se posicionó encima de él y lo besó.

Damian tocó el pene de Key con ambas manos, masturbándolo. Era enorme, él lo sabía. Y claro que estaba nervioso, pero no iba a detenerse.

Estaba demasiado excitado.

Lo quería dentro de él, quería que hicieran el amor enseguida, estaba desesperado.

Alzó sus piernas y se recostó, aun tomando el pene de Key con sus manos, y lo dirigió hacia su entrada, haciendo que ambas partes de rozaran.

  -  Penétrame Key, poséeme   -   Damian tenía los ojos cerrados, esperando que Key empujara. Este estaba luchando por no hacerlo, aunque ganas no le faltaban, y estuvo a punto de deslizarse y tomar ese cuerpo así.

Pero se contuvo. El…amaba a ese humano.   

  -  Espera…-   Key hizo ademan de apartarse pero Damian no lo dejó. Lo besó apasionadamente y los posicionó de nuevo.

Key sentía que nunca habían puesto su autocontrol y fuerza de voluntad tan a prueba.

  -  Sólo unos segundos Damian…-   Lo besó

  -  Key…

  -  Unos segundos…-   Key se apartó un poco (Aun estando encima de Damian) y extendió su brazo hacia una especie de cajón, abrió una gaveta y registró desesperado.

Sacó una especie de tubo rosado (Para Key, era morado) que parecía ser de plástico y era flexible. Key abrió las piernas de Damian y lentamente lo introdujo en su entrada, haciendo a Damian gritar (el tubo era del tamaño de un pene humano grande).

Segundos después, Damian sintió que el tubo se derretía en su interior, convirtiéndose en un espeso líquido que se incrustaba en las paredes de su cavidad e, inmediatamente después, las ganas de Damian de recibir a Key fueron aumentando.

Era una excitación sobrehumana que le nublaba la vista.

  -  Mételo Key, ya no soporto más…-   Damian se movía y se estremecía en la cama, desesperado. Necesitaba algo en su interior, ya no aguantaba. Key estaba al limite, y maldijo a aquella maquina por no derretirse más rápido, él muriéndose por entrar y Damian muriéndose por recibirlo, ya no había espacio para dudas en la mente de Key.

El tubo terminó de derretirse, dejando en la mano de Key sólo una pequeña base metálica. La tiró en alguna parte de la habitación, tomó las piernas de Damian y las abrió, acomodó su miembro en la pequeña entrada y empujó un poco, adentrándose.

Damian se arqueó mientras gritaba y enterraba sus manos en la suave cama. Era inmenso. El estaba mentalmente preparado para soportar un gran dolor, pero no había ni un poco de dolor, sólo un extasiante placer.

Key siguió empujando, deslizándose por aquella cavidad. Le costaba un poco, al ser tan pequeño, pero el placer era indescriptible, y aumentaba más y más mientras se adentraba, hasta que una malla gelatinosa no lo dejó descender más.

Damian gritaba y gemía de puro placer. Key intentó entrar más adentro, con fuerza, sólo para comprobar la efectividad de aquella sustancia y, tras haberse convencido de que no había peligro, y embelesado con la imagen de Damian recibiéndolo, lo sacó lentamente, dispuesto a penetrar con más fuerza.

  - ¡Ahhh! Key, vuelve…-   Así lo hizo. Penetró rápido y con fuerza, haciendo que Damian abriera los ojos mientras gritaba. No se lo esperaba.

Pero le había gustado.

Key empezó a embestirlo con la misma fuerza y rapidez.

Llenándolo.

Ambos estaban al borde del éxtasis. Era lo mejor del mundo, ¿Cómo no lo habían hecho antes?

Damian sujetaba los brazos firmes de Key, que estaban apoyados a la cama e impedían que cayera encima de él. Las piernas de Damian estaban bien abiertas, y alzaba sus caderas al ritmo de las embestidas para facilitarle el acceso.

Por pura inercia.

Key penetraba cada vez más rápido. Se apartó sentándose en la cama, tomó a Damian por las piernas, poniendo sus tobillos en sus hombros y volvió a penetrar, tomándolo por la cintura. En esa posición, tenía una vista clara de su amante, quien sólo gemía y se arqueaba de placer.

Ambos estaban al límite. La sustancia en el interior de Damian, que también se había incrustado en el pene de Key, había pospuesto la culminación del acto lo más que sus propiedades se lo habían permitido, pero ya no hacia efecto, y con unas fuertes embestidas más, Key se corrió dentro de Damian, llenando su cavidad con una sustancia azul oscuro.

Al Damian sentir el liquido, se corrió entre ambos, pero no se dio ni un segundo para descansar. Aun con Key dentro de el, se sentó acomodándose entre sus piernas, abrazándolo y besándolo. Key también se acomodó, acorralándolo entre sus brazos. Damian se apoyó en sus rodillas y se levantó un poco, haciendo que el miembro de Key se deslizara en su interior hasta salirse.

Sin dejar de besarse.

Eran besos salvajes y apasionados. Damian no sabia de donde había sacado tanta energía, no entendía como aquel acto tan desgarrador no le había dolido ni un poco ni tampoco sabia como es que su excitación, en lugar de aminorarse, aumentada a cada segundo. Lo único que sabia, es que quería mas, estaba sediento. Quería volver a hacerlo, quería volver a sentirlo en su interior, esas embestidas que lo hacían sentir lleno.

Y Key sabía de donde provenía todo aquello y no cabía en su goce. Ya no tenia dudas ni miedos. Iba a poseer a ese precioso humano toda la noche si sus cuerpos se lo permitían, una y otra vez, poseyéndolo y amándolo.

Porque lo amaba.

Se había enamorado de él desde que limpió sus manos cuando quebró la copa. Y estaba feliz, nunca en su vida se había enamorado. El creía que iba a morir sin enamorarse ni casarse (que en el planeta Hermano, decían, era la mejor etapa de la vida, la más feliz).

Y el la viviría. Sabía que lo más probable era que Damian no estuviera enamorado de él, y sabía que para los humanos el matrimonio era algo muy diferente a lo que era en su planeta. Algo aburrido y gris. Pero él le demostraría a Damian lo feliz que podrían ser los dos juntos, haría todo lo que fuese necesario para hacer que se enamorase de él.

Estaba decidido.

Tanto, que entre besos se quitó sus dos guantes, incluyendo la base y empezó a acariciar a Damian con sus manos desnudas. Damian se estremeció al sentir el toque y Key, quien con los guantes sentía la suavidad de la su piel, sin los guantes sentía que tocaba una piel que en definitiva no podía provenir de su planeta, tan suave y cálida, lo besó con mas pasión mientras lo tocaba de nuevo, su trasero, su espalda, sus piernas.

Estando ambos excitados de nuevo, Damian posicionó su entrada en el pene viril de su amante y bajó sus caderas.

Que calor.

Damian subía y bajaba rápidamente, cubriendo todo lo que podía. Key lo tenía agarrado por la espalda y por la cintura, Damian lo agarraba por los hombros. Key lo tomó y lo recostó, penetrándolo con fuerza, como hace un rato. Tras algunas embestidas más, volvieron a venirse, y volvieron a iniciar.

Con Damian recostado boca abajo mientras Key lo penetraba, con Key recostado boca arriba mientras Damian subía y bajaba, con ambos sentados, abrazándose y haciéndolo, y repitiendo posiciones. Ninguno recordaría a ciencia cierta cuantas veces lo habían hecho esa noche y sólo terminaron porque sus cuerpos ya no podían más.

Se acostaron, uno al lado del otro, respirando exaltados mientras miraban al techo. Sudados y exhaustos. No tenían sueño pero querían dormirse para descansar.

Pero antes, Damian tenía que aclarar una duda.

  -  Key, ese líquido rosado que me pusiste, ¿Qué era?   -   Damian sospechaba qué era pero quería una confirmación

  -  Era un protector. Bueno, ya casi nadie, en mi planeta, tiene sexo sin el… -   Empezó a explicar Key, aun con la respiración agitada   -   No sé muy bien cómo funciona pero prepara la entrada, facilitando el acceso. Tambien aumenta la excitación y el placer y hace una barrera, que me impide entrar a donde podría lastimarte. Sin mencionar que impide el paso de sustancias extrañas al resto de tu cuerpo y así   -   Habiendo terminado de explicar, Key tomó a Damian con su brazo y lo acurrucó a su cuerpo, poniendo su cabeza en su pecho

  -  Umm, con razón no me dolió nada…-   Dijo Damian cerrando los ojos mientras se acomodaba

  -  ¿No te dolió ni un poco?

  -  No…-   Key supo que había subestimado los aparatos de su planeta

Acarició los brazos y la espalda de Damian hasta que ambos cayeron dormidos.

Azumi Seguchi, 2017


No hay comentarios:

Publicar un comentario