Historias de amor en tiempos de guerra - Cap. 5

Capitulo 5 - La desaparición de los gemelos

Presente 5

Pasada una semana desde que los gemelos se fueron a la secta Nie con su tio Nie Xichen, Lan Wangji recibió una carta del nombrado, diciéndole con profunda vergüenza y autentica preocupación, que los niños habían desparecido.

Le contó que la noche anterior, ambos habían estado jugando en el jardín, pero cuando fueron llamados para cenar, no respondieron. Los criados los buscaron, sin éxito. El mismo Nie Xichen se puso a buscarlos por todas partes, sin resultado. Incluso recurrió a técnicas espirituales para buscarlos, llegando a la conclusión de que, definitivamente, no estaban en la secta.

Nie Xichen no se explicaba cómo pudieron habérselos llevado. Había guardias por todas partes, sin mencionar la protección espiritual que rodeaba la secta.

Nie Xichen tenía el corazón arrugado, temiendo lo peor, eso junto a la vergüenza y la culpa que sentía al no haber sido más responsable y protector.

¡Se trataba de los hijos del mismísimo patriarca Yiling!

Eran cientas las personas que querrían ver a esos niños muertos.

Nie Xichen puso a toda la secta para buscarlos, y no descansó ni un solo segundo, siendo su angustia peor a cada minuto.

Una hora más tarde desde del momento en que envió la carta, recibió respuesta de su hermano.

Honestamente, no sabía siquiera como Lan Wangji iba a reaccionar pero estaba dispuesto a afrontarlo. Sin embargo, para su sorpresa, el contenido de la corta carta no era de lejos lo que se imaginaba:

"Hermano, por favor, despreocúpate. No creo que se los hayan llevado, creo saber dónde están, te avisaré en cuanto los tenga conmigo.

Lan Wangji - Secta Gusulan"

Aquella carta había dejado perplejo a Nie Xichen.

En cuanto a Lan Wangji, para ser honestos, ya se esperaba algo así. Por eso lo pensó por un momento cuando su hermano le propuso que lo dejara llevarse a los gemelos por unos días.

No era que desconfiara de él, por el contrario, él sabía que su hermano daba la vida por sus sobrinos; de los que realmente desconfiaba era de sus hijos.

Lan Wangji conocía muy bien a sus pequeños niños, y por más que la gente quisiera ignorarlo, él reconocía el espíritu travieso y aventurero de su esposo en ellos.

Ciertamente estaba enojado, pero no podía estarlo del todo.

Lan Wangji se dirigió a su habitación y selló la puerta. Acto seguido, se dirigió a sus cajones y de uno de ellos, sacó un redondo espejo personal, al estilo del continente.

- Hola, Botan

Desde el espejo, el rostro de una joven mujer sonrió.

- Mi señor, es una dicha volver a verlo

- Botan, ¿Los niños están en la casa?

- Efectivamente, mi señor

- Necesito ir a buscarlos, Botan, por favor

- Por supuesto, mi señor – La muchacha hizo un movimiento de manos

- Espera un momento, Botan – La mujer se detuvo de inmediato y miró a Lan Wangji con tranquilidad y una serena sonrisa.

Lan Wangji, ya sabiendo que los niños estaban a salvo, debía tranquilizar a su hermano lo antes posible. Él probablemente le haga preguntas con respecto al paradero de los niños.

Mentir no era una opción para Lan Wangji.

- Botan, primero necesito ir a la secta Nie.

- Entiendo, mi señor

- ¿Tú crees que sería prudente que mi hermano conociese la casa?

Botan sólo sonrió.

- El señor Nie Xichen me parece un hombre de confianza, mi señor, y de todas formas lo sabrá tarde o temprano. Considero que esta podría ser una buena oportunidad.

- Gracias, Botan, entonces llévame con él

- En seguida, mi señor

Tras un movimiento de manos por parte de Botan, una puerta al estilo del continente apareció en medio de la habitación.

- Gracias, Botan

- Es un honor, mi señor. Estaré pendiente.

La imagen de la mujer desapareció y Lan Wangji puso el espejo en donde estaba, para luego dirigirse a la puerta y abrirla. Luego de que Lan Wangji ya hubiese entrado al lugar al otro lado de la puerta, esta desapareció tanto de la habitación como del mencionado sitio.

Ahora Lan Wangji se encontraba a unos metros de la entrada de la secta Nie. Lo suficientemente cerca como para ver la entrada y lo suficientemente lejos como para que los guardias no pudieran verlo.

Se acercó a ellos para anunciarse.

.........

- Mi señor, el señor Lan Wangji está aquí – Nie Xichen no dio crédito a lo que escuchaba

- ¿Es en serio?

- Si, acaba de llegar a la secta, se dirige para acá

Nie Xichen no podía creer cómo su hermano había llegado tan rápido, sin que nadie se diera cuenta.

- Está bien, gracias por avisarle. Cuando llegue, diríjanlo a la sala principal.

- Sí, mi señor

Cinco minutos después, Lan Wangji entró a la sala en donde Nie Xichen lo estaba esperando.

- Bienvenido, hermano

- Gracias

- Debo admitir que tu visita es grata pero sumamente sorpresiva. ¿Cómo llegaste tan rápido?

Lan Wangji se sentó calmadamente.

- Pronto lo entenderás, hermano – La cara confundida de Nie Xichen no necesitó palabras – Los niños están bien, por favor, disculpa la angustia que te causaron. Serán reprendidos por ello.

- Pero...¿dónde están?

- Eso también ya lo sabrás

- Wangji

- No puedo decirte nada aquí, hermano. Sólo te pido que me sigas, iremos adonde están.

- ...

Diez minutos después, ambos hermanos se encontraban afuera de la secta Nie.

Se alejaron un poco, de forma que los guardias no pudieran verlos y ahí, se detuvieron. Unos segundos después, una puerta idéntica a la que había traído a Lan Wangji a la secta se apareció ante ellos.

Nie Xichen no daba crédito a lo que veía.

- Wangji, ¿Qué es esto?

- No te preocupes, hermano, es seguro

Lan Wangji abrió la puerta y cruzó, Lan Xichen lo siguió.

En cuanto ambos ingresaron, la puerta desapareció.

Ahora, ambos se encontraban en el bosque de una montaña. No cualquier montaña, era la montaña Yiling.

Nie Xichen, al igual que muchas personas, reconocía el lugar, pero optó por no decir nada al respecto.

- Antes que nada, hermano. Debes jurarme que no le dirás una sola palabra de lo que verás y escucharás, a absolutamente nadie. Ni siquiera a Nie Yamei.

- Lo juro, Wangji – Nie Xichen se lo veía venir

- Bien. Te iré explicando a medida que vayamos avanzando. Por lo pronto, debes saber que en este punto de la montaña, hay un muro protector que la rodea. Sólo los familiares de mi esposo y ciertas otras personas pueden traspasarlo. El muro te tomará cómo su cuñado, por lo que podrás pasar sin problemas.

- ¿Desde cuándo está este muro aquí?

- Desde hace unos cinco años

Wei Wuxian llevaba muerto diez años.

- Si no fue Wei Wuxian, ¿entonces quien lo puso?

- Eso no te lo puedo decir todavía, pero es la misma persona que nos mandó la puerta. La conocerás pronto.

- Entiendo.

Nie Xichen también quiso preguntar por qué la puerta los había mandado hasta ese punto, y no al que realmente iban, pero dedujo que talvez el muro no podía ser traspasado por medios de transportación.

Lan Wangji traspasó el muro sin problemas y luego Nie Xichen lo hizo también, cómo si no estuviera nada ahí. Sin embargo, Nie Xichen creía firmemente en lo que le decía su hermano.

Lan Wangji no mentía, eso era de saber público.

- ¿"esa persona" también les mandó una puerta a los gemelos para que pudieran venir? – Nie Xichen preguntó mientras ambos seguían caminando hacia arriba en la montaña.

- No, ellos vinieron con unos artefactos que tienen desde hace años

Se trataba de unos pequeños brazaletes rojos, que tenían un pequeño recipiente en la parte inferior. Los gemelos debían poner en el recipiente de sus brazaletes, tres gotitas de sangre de ellos mismos. Entonces, serian transportados a la montaña Yiling.

Era un invento original de Wei Wuxian, pero que él habia dejado inconcluso.

Botan habia terminado su elaboración unos años después de su muerte e inmediatamente después, le obsequió un ejemplar a cada uno de sus hijos, para que los utilizasen  en caso de emergencias.

Pronto, Nie Xichen divisó el lugar al que se dirigían: La famosa cueva que servía como refugio para el patriarca Yiling.

"¿Los gemelos han estado todo este tiempo en esta cueva?" Se preguntó Nie Xichen.

Ciertamente, la cueva no era para nada encantadora. Era una cueva rocosa y sombría, sin embargo, era bastante amplia. La cueva en si no era un secreto para nadie, todo el mundo la conocía, aunque pocos se atrevían a acercarse.

Lo que si era un secreto, era el verdadero lugar al que Lan Wangji estaba dirigiendo a su hermano.

Los hermanos entraron a la cueva y Lan Wangji los dirigió a un gran mesón de piedra que se encontraba en su interior.

Con su dedo, Lan Wangji escribió una clave en el mesón, haciendo que este temblase y las letras invisibles se tornasen rojas por unos segundos. Acto seguido, ante los ojos impactados de Nie Xichen, unas escaleras aparecieron al lado. Las escaleras bajaban hasta llevar a una puerta, igual a las puertas de transportación.

Sin embargo, a diferencia de esas puertas, esta estaba cerrada con llave.

Lan Wangji sacó un pequeño saco blanco de su traje de viudo y de ahí, sacó un juego de llaves doradas. Seleccionó la llave que correspondía a esa puerta y, con una pequeña daga (que también sacó del saco) se pinchó el dedo.

- Vamos, hermano – Lan Wangji bajó las escaleras y Nie Xichen lo siguió

Lan Wangji puso unas gotitas de su sangre en la parte posterior de la llave y luego abrió la puerta con ella.

La puerta los llevó a otras escaleras que bajaban, escaleras que estaban dentro de lo que parecía ser un lugar bajo tierra. Las escaleras estaban lejos de las paredes y debajo había lava, a la cual caían rocas del techo, que hacían parecer al lugar sumamente inestable.

Como la punta de un volcán, pero con techo.

- Es una ilusión, hermano, pero no te alejes de mí. Esta casa está diseñada para tragarse a los intrusos

Nie Xichen no dijo nada y se dedicó a mirar todo asombrado. Era una ilusión sumamente convincente.

Lan Wangji, sin ningún interés en aquel paisaje que ya había visto cientos de veces, bajó las escaleras rápidamente y Nie Xichen se mantuvo justo detrás de él. A medida que iban bajando, las escaleras atrás de ellos iban desapareciendo.

Al llegar a la otra puerta, no había ninguna escalera, ni tampoco estaba la primera puerta por la que entraron. Solo estaban las rocosas paredes, el rocoso techo y el mar de lava.

Ellos estaban parados en un pequeño pedazo de piso de tierra, que apenas era suficiente para los dos.

Lan Wangji seleccionó otra llave, igualmente la cubrió de sangre, y luego abrió la puerta, entrando inmediatamente después.

Nie Xichen admiró un segundo más la muy convincente ilusión y luego siguió a su hermano.

La puerta los llevó a un pequeño estudio.

El estudio estaba conformado por unos estantes, unos escritorios, un mesón en el medio, una ventana y otra puerta del otro lado del estudio.

Eran dos los estantes que estaban en la habitación, uno de ellos contenía libros y el otro contenía jarras de "sonrisa del emperador", el vino favorito de Wei Wuxian.

Nie Xichen volteó para comprobar que, al igual que en las veces anteriores, la puerta por la que pasaron, había desaparecido.

- Wangji, jamás en mi vida había visto un tipo de cultivación semejante. No tenía idea que Wei Wuxian fuese capaz de hacer cosas así. Ilusiones tan realistas, estas puertas de transportación.

- No fueron invento suyo

- ¿mmm?

- Esta casa la construyó mi esposo, sin embargo, cuando el murió, no estaba terminada. Antes, todas las habitaciones estaban conectadas por escaleras normales y no habían ilusiones. Era una casa subterránea, protegida por muchos sellos demoníacos.

Al estante de libros, le faltaban algunos. Los cuales estaban, algunos encima de la mesa, otros tirados en el piso, como un mensaje que decía "los gemelos estuvieron aquí"

Mientras hablaba con su hermano, Lan Wangji, que no soportaba el desorden, se dedicó a ordenar, aumentando mentalmente el castigo pre-determinado para los niños.

- Años después de que mi marido muriese, la persona de la cual no puedo hablarte por ahora, creó estas puertas y estas ilusiones. Con ellas, remodeló la casa, volviéndola una especie de laberinto anti-intrusos. Eso, sin quitar los sellos demoníacos él había puesto...

Lan Wangji se detuvo al ver en el piso un talismán rojo. Lo recogió y lo inspeccionó.

- ¿Qué es eso?

- Uno de los talismanes de mi marido – El que estuviera en esa habitación no le agrado para nada.

Los niños tenían prohibido tocar los talismanes de su padre, pues ni siquiera él, su viudo, sabía qué clase de energía almacenaban. Nunca los niños se habían excedido tanto como en esa ocasión, Lan Wangji sabía que debía reprenderlos con dureza por todo aquello.

Sin embargo, su rostro se mantuvo estable, aunque para Nie Xichen era fácil percibir su molestia.

Lan Wangji terminó de colocar los libros en su lugar y luego, con el talismán en la mano, se dirigió a un costado del estante de libros y escribió en él una clave con el dedo.

Inmediatamente después, una segunda puerta apareció en la habitación, justo al lado del estante en donde Lan Wangji había escrito la clave.

- Espera aquí, hermano. No toques las paredes, esta casa se come a los intrusos y es la primera vez que vienes, aun no debe reconocer tu olor. Tampoco entres por ninguna puerta.

Nie Xichen sólo asintió.

Lan Wangji seleccionó una nueva llave, sin embargo, esta no la manchó con su sangre, sólo la usó para abrir la puerta y entró. En cuanto lo hizo, esta desapareció.

Nie Xichen se dedicó a ver todo a su alrededor una vez más y a recordar lo que había visto hasta ese momento.

Aun lo estaba asimilando.

Las pocas veces que se había atrevido a imaginar el matrimonio de su hermano, se lo imaginaba con Wei Wuxian viviendo en la cueva Yiling, o en alguna de las pequeñas e improvisadas casitas en las que vivían los sobrevivientes de la secta Wen a los que el patriarca Yiling protegía.

Nunca se imaginó que su hermano tuviese una casa, construida por Wei Wuxian para él y los hijos de ambos; y menos una casa con semejantes características.

Luego de la muerte del patriarca Yiling, cuando su tio y él decidieron buscarlo por mar y tierra y hacer que volviese a la secta Gusulan, se encontraron con un Lan Wangji de veintitrés años, vestido con un traje de casado negro y rojo, con dos bebes de sólo un mes en brazos, y un pequeño Lan Sizhui de seis años sentado a su lado, llorando en silencio, en el pequeño restaurante de una modesta posada.

Nie Xichen aun recordaba perfectamente aquellos ojos vidriosos que tenía su hermano. Aquellos ojos que duraron meses en desaparecer.

¿Por qué estaban ahí si tenían una casa?

Su tio y él pensaron que, considerando que el lugar donde se refugiaban los Wen se había vuelto cenizas, y que él y los niños no podían permanecer en la cueva, Lan Wangji seguramente planeaba vivir una vida en posadas o hacerse de un modesto lugar en donde criar a sus niños él solo.

Es cierto que Lan Wangji no aceptó su propuesta de volver a la secta Gusulan inmediatamente, incluso se podría decir que tuvieron que  convencerlo de que se fuera con ellos, ya que Lan Wangji no se mostró interesado.

Pero ambos supusieron que eso era porque Lan Wangji había asumido la posición del esposo del patriarca Yiling, y ahora como su viudo, estaba respetando su memoria. Talvez él consideraba que volviendo a la secta Gusulan, estaba traicionando su lazo con Wei Wuxian.

Nunca, ninguno de los dos, consideró otra posibilidad, como que Lan Wangji se pudiese dar el lujo de escoger, ya que tenía otra opción en sus manos.

"Hogar"

Ahora ya entendía por qué, sin importar los años que habían pasado ni lo bien que Lan Wangji se adaptaba al ritmo de vida de la secta Gusulan, siempre se veía como un invitado y no cómo un miembro de esta.

Algo en su comportamiento, en su forma de hablar, en su mirada...Nie Xichen no estaba muy seguro de que era, pero siempre daba la impresión de que su presencia en la secta era tan sólo transitoria.

"Si, ahora tiene sentido"

Nie Xichen suspiró y sonrió levemente, mirando hacia la pequeña ventana de la habitación, por la cual solo se filtraba el sol pero no se veía nada.

Debía admitir que, aun con todas las preguntas que tenía en su cabeza con respecto a todo lo que su hermano le estaba revelando y lo que le faltaba por revelarle, se sentía aliviado. Todo aquello le indicaba que el matrimonio de su hermano fue mucho mejor que como él se lo había imaginado.

Unos minutos después, Nie Xichen escuchó las pisadas de alguien bajando unas escaleras y al mismo tiempo, una puerta apareció, esta vez al lado de donde estaba la puerta que los había llevado a ambos a aquel estudio. Lan Wangji entró al estudio unos segundos después.

- Lamento hacerte esperar, hermano.

- Wangji, ¿qué hacías aquella vez en aquel lugar? Esa pequeña posada en donde mi tio y yo te encontramos. ¿Que hacías ahí con los niños, si tenías esta casa?

Lan Wangji pensó un momento qué decir.

- Creímos que lo mejor era mantenernos alejados por un tiempo de donde había sido la batalla, hasta que las cosas se calmasen y fuese seguro.

- Por supuesto, entiendo...

A Nie Xichen se le ocurrió que era sumamente raro que Lan Wangji, conocido por no ser un hombre de muchas palabras, diera respuestas tan largas. De hecho, ahora que lo pensaba, lo había escuchado hablar mucho aquel día.

Sin dudas, todo lo relacionado con Wei Wuxian cambiaba a su hermano drásticamente.

Lan Wangji nuevamente seleccionó una llave y abrió la única puerta que quedaba en la habitación. 

..::Notas de la autora::..

Gracias por leer esta historia, en el próximo capitulo conoceremos más de esta encantadora casa y de los gemelos. Me temo que a la misteriosa Botan la conoceremos más adelante pero no duden que poco a poco todo irá siendo bien explicado, ¡Me encanta escribir fanfics!

Por otra parte, quería comentarles que, cuando digo que algo es "al estilo del continente" me refiero al estilo de la Europa antigua. Más adelante les compartiré unos mapas que improvisé y una pequeña descripción de la geografía del mundo en el cual se ambienta el fanfic.

En fin, por favor, nutran mi corazón con sus comentarios, nos leemos en el próximo capítulo, besos!

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